La dramática situación humanitaria en Gaza se agrava bajo una ofensiva israelí que ha dejado al enclave sin electricidad y suministros críticos. Hospitales saturados y con riesgo de convertirse en morgues, mientras las víctimas siguen aumentando rápidamente, principalmente entre la población civil, incluyendo más de 500 niños. Israel ha impuesto un bloqueo total, calificado por muchas voces como un «castigo colectivo» y un crimen de guerra según el derecho internacional.
El Ministro de Energía de Israel ha declarado que no se restablecerán los servicios básicos, como electricidad, agua y combustible, hasta que más de cien rehenes secuestrados por las milicias palestinas sean liberados. Esto ha agravado aún más la crisis humanitaria en Gaza, donde aproximadamente 2.3 millones de personas, la mitad de las cuales son niños, están atrapadas en una situación desesperada.
La ONU ha expresado su preocupación por el bloqueo total de Gaza y ha instado a la comunidad internacional a movilizar ayuda humanitaria para los civiles atrapados en la región. Los hospitales funcionan con generadores de reserva y enfrentan una grave escasez de recursos médicos, desde vendas hasta medicamentos esenciales. Sin electricidad, la vida de miles de pacientes, incluyendo recién nacidos en incubadoras, está en peligro.
Los expertos independientes de la ONU han condenado los ataques contra civiles en Gaza, han pedido una tregua y han solicitado a la comunidad internacional que aborde las causas profundas de la violencia, incluyendo la ocupación de 56 años y la anexión que busca Israel. A la vez, han condenado la retención de suministros esenciales y califican esta acción como un crimen contra la humanidad.
La población en Gaza está al borde de la inanición, ya que la distribución de alimentos y suministros básicos se ha visto interrumpida, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en el territorio. Los expertos advierten que la violencia indiscriminada contra civiles es inaceptable y que todos los actos de violencia deben ser condenados por la comunidad internacional, sin importar de qué lado provengan. La solución a largo plazo debe abordar las causas profundas de este conflicto y garantizar la seguridad y la dignidad de todas las personas involucradas.