La legislatura catalana se ve sumida en una nueva crisis tras el rechazo del Parlament a los presupuestos del Govern, llevando al presidente Pere Aragonès a convocar elecciones anticipadas para el 12 de mayo. Este inesperado giro marca la quinta legislatura consecutiva en Catalunya que concluye de manera anticipada, y pone en entredicho la estabilidad política en la región.
El motivo principal del fracaso presupuestario radica en la negativa del Parlament a tramitar los presupuestos del Govern, principalmente debido al estancamiento provocado por los Comuns y su postura respecto al complejo del Hard Rock. Este revés político no solo afecta a Cataluña, sino que también impacta en la política estatal y en la gestión municipal, especialmente en Barcelona.
La elección de la fecha del 12 de mayo no es fortuita, sino que responde a diversas consideraciones estratégicas. Por un lado, se evita coincidir con las elecciones europeas del 9 de junio, permitiendo a los partidos tener un margen para adaptarse a la nueva situación política. Además, la elección de esta fecha dificulta la participación física de Carles Puigdemont en la campaña electoral, debido a la demora en la aprobación final de la ley de amnistía en el Senado.
La incertidumbre política en Cataluña también afecta al panorama electoral nacional, especialmente al PSC liderado por Salvador Illa, cuya candidatura podría verse afectada por la inminente aprobación de la ley de amnistía y el escándalo del caso Koldo. El adelanto electoral también complica la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, lo que puede generar tensiones en el Gobierno central.
En este contexto, ERC busca minimizar su debilidad parlamentaria y presentar las elecciones como un duelo contra el PSC, mientras intenta atraer votantes de los Comuns. Sin embargo, la incertidumbre política en Cataluña sigue siendo un desafío tanto para los partidos regionales como para el Gobierno central en Madrid.